Perdóname, Jim

Llega este día y posiblemente mi mayor decepción es que sigo con vida…

Por favor, no malinterpreten mis palabras, la frase anterior más allá de ser una apología al suicidio viene a ser una afirmación que, en cierta forma, me ayuda a pensar en lo mucho que las cosas han cambiado últimamente en mi cabeza. «Yo seré un rockstar y tú mi fan» dice una canción que escribí hace bastante tiempo ya, canción que para muchos no pasaba de ser una oda cómica a mi existencia sin rumbo, pero en el fondo guardaba la más seria de todas las afirmaciones, lo único que podía afirmar cuando me preguntaban que haría de mi vida, pues yo sería un rockstar y el resto del mundo me amaría, tendría burda de real, cerveza pa’ botar, mil pechos que firmar y, pues claro, moriría a los 27 como Jim, Jimi y Janis. Los que me conocen solo de vista no podrían imaginar que mi cara de webon esconde una personalidad mesiánica (cómo la de Chávez), pero es así, siempre he tenido la certeza de que he venido al mundo para grandes cosas, pero… ¿Que son las grandes cosas? Ya se me ha vencido el plazo para entrar a la rumba del club de los 27, ya no podré ser tan grande como ellos, 28 ya no es una edad tan cool para morir, además que en este punto la única sobredosis que podría alcanzar es una de Alfajores, también pasa que este suicida aprendió a amar la vida (con la intensidad de un amor prohibido), así que tampoco voy por el club de Kurt. Hoy miro atrás y recuerdo lo que quise ser a esta edad, no soy nada de eso que quise ser, no soy nada de lo que imaginé… Y es triste por momentos pensar de esta forma, es este un punto de quiebre, y en esos puntos uno siempre consigue algo bueno, y pues he conseguido muchas cosas grandes que ya he hecho, porque la grandeza es relativa y a veces lo simple esconde la grandeza del universo. Tengo un club de fans formado por una familia que me adora a pesar de todos mis errores, tengo amigos que cantan mis canciones como si fuese el último single de Maluma, tengo miles de atardeceres guardados en la memoria, tengo un millón de abrazos sinceros regados en el alma, tengo certezas que nadie encuentra y dudas que todos miran con mala cara, tengo un montón de canciones melancólicas para gente que huye de la tristeza, tengo una casita en el mar, tengo una vieja que me espera, tengo un silencio que se ríe de las penas, tengo una guitarra que enamora a la tristeza y la hace mejor persona, tengo sesentipico pajaritos de papel que me concederán algún deseo, tengo las ganas de seguir con mis sueños, ahora sin límites, sin edades que me contradigan, a mi ritmo, aunque ahora tenga más ganas de ser un trova-star que se va a casa a hacerse un tecito después del show, sin cerveza pa’ botar y con un solo par de pechos donde descansar. Hoy agradezco lo que llevo en el alma: miradas, besos, abrazos, palabras, canciones… solo quiero decir que llegaré tarde a la fiesta y que no llevaré drogas, perdóname, Jim.

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