Un bolero anarquista para un miedo detallista, un espanto con flores en la mano, un fantasma que recuerda fechas y te abraza calidamente. Un requinto que toca libertad, acércate, bailemos en silencio, en esta utopía libertaria te pido callar y que me calles. Un bolero sin métrica que pide ser estructura, reposar en una cadencia antagónica, plagal o auténtica, total o estática, maldita o estúpida… Que alguien mida este compás, si nos quedamos sin orquesta, ese era el precio que había que pagar, da capo y que todos salgan, da capo y que nadie me escuche comenzar. Un bolero anarquista en una noche fría, beligerantemente tembloroso, subversivamente pálido, cantándole a lo que fue, guerrilleros pasajeros de un pasado que dentro de dos minutos será versificado, un bolero anarquista… Ironía para un miedo que no quiso estar solo.