Mi realidad es simple, me he pasado la vida intentándolo, un epitafio justo para mi tumba rezaría algo como: “aquí yacen los restos mortales de Angelino Delgado, hombre que intentó vivir pero más que todo intentó no morirse”, y es que lo he intentado todo, todo menos conseguirme una vida decente como dios manda, he intentado ser dibujante, pintor, escultor, malabarista, cantante, novelista, cronista, ensayista, dramaturgo, poeta, filosofo, cocinero, modelo de trajes de baños para hombres con piernas flacas y peludas, repostero, albañil, sastre, ingeniero, decorador, gigoló, actor, peluquero, barman, profesor, pescador, fotógrafo, niñero, astrologo, embajador del macramé, político, animador, caricaturista, bailarín, hippie, metalero, vegetariano, comunista, evangélico, anarquista, fascista, testigo de jehová, testigo de Freud, testigo de Lovecraft, testigo de Pink Floyd, fisicoculturista, sociólogo, budista, locutor, productor, cineasta, DJ, estrella del rock, hacer hallacas y hasta cantar la oreja de Van Gogh sin parecer homosexual, entre muchas cosas… pero ahora estoy aquí sin hacer nada en concreto, intentando parecer ocupado, con un pequeño chiste que dice: “me llamo Licenciado de apellido Desempleado”. Ah! Es que en mi lista de intentos no coloqué que soy músico de profesión, porque es de esas extrañas cosas que he intentado y he logrado, desde hace un par de años tengo un título que me define como músico y un alma que se revuelca de gozo ante este maravilloso concepto, entonces cuando alguien me pregunta que hago para ganarme la vida puedo decir con certeza que soy músico, aunque eso, hasta ahora, no me hace ganar nada, pero me da las ganas y el valor necesario para seguirlo intentando y eso tal vez sea lo único necesario para vivir.
Todo acto cotidiano para mí ha sido un intento, aun espero que llegue alguien algún día y me diga: “Epa! Disculpa, se me había olvidado entregarte el manual del vivir, espero aun tengas remedio”. De estos actos cotidianos a los que hago referencia no podría escaparse el más cotidiano, recurrente y extraordinario de todos los actos: el amor. Se podría decir que siempre he andado más solo que el silbón, he llegado a pensar que solo soy muy fiel al gran amor de mis intentos, al gran amor de la próxima oportunidad, al gran amor que me invento, a mis imposibles y los posibles intentos de hacerlo real, igual me enamoré una vez aunque intentaba no hacerlo, entonces el amor pasó a ser parte de las consecuencias de mis infructuosos intentos, pero mentiría al decir que me arrepiento de haberme perdido en algo más grande que yo, fue bonito, intenté hacerlo duradero y así fue como terminó, ya teóricamente eso ha quedado atrás, y ahora no sé qué más intentar en ese campo, intento ser lo más realista posible en esta materia y dejar lo improbable atrás, pero si les cuento en quien pienso cada día seguro me dirán que esa curva exponencial usada para graficar y proyectar mis intentos fallidos tiene la gran posibilidad de no ser alterada por ningún dato fuera de orden en el futuro próximo.
Es así como soy jefe y empleado de mis probabilidades, soñando y trazando planes vagabundos para que alguien los mire y me diga que es imposible, porque de terquedad nos alimentamos los intentadores de oficio y lo peor que podría pasarnos es dejar de intentarlo.
P.D. Es este un intento de comenzar algo nuevo, de escribir, decir y hacer cosas diferentes a las que acostumbro, acercarme e intentar acercar a alguien a una forma mucho más personal y cotidiana que mis anteriores intentos de escritura, es mi primer post una presentación y a la vez un intento de dar una bienvenida a quien venga a leerme de vez en cuando, una presentación algo condescendiente que, sin saber si les guste o no mi forma de ver y delinear las cosas, de antemano les dice: “vale, lo estoy intentando y lo seguiré haciendo”. Gracias por leerme.